Detrás de las colinas siempre es invierno.
Hay becasinas lentas sobre las vegas
y cazadores que acechan su vuelo.
Hay amigos que han esperado años
para compartir un viejo vino.
Detrás de las colinas siempre hay niebla,
el alba no amanece sobre yermos de ortigas
ni en cuclillas al sol
el sastre del tiempo cose nuestra mortaja.
Detrás de las colinas siempre es invierno
y la muerte se abre como una mano
donde cabe toda la noche,
mientras aquí sobrevivir
es nada más que una gastada historia.
Detrás de las colinas siempre es invierno.
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