El invierno trae caballos blancos que resbalan
en la helada.
Han encendido fuego para defender los huertos
de la bruja blanca de la helada.
Entre la blanca humareda se agita el cuidador.
El perro entumecido amenaza desde su caseta
al témpano flotante de la luna.
Esta noche al niño se le perdonará
que duerma tarde.
En la casa los padres están de fiesta.
Pero él abre las ventanas
para ver a los enmascarados jinetes
que lo esperan en el bosque
y sabe que su destino
será amar el olor humilde de los senderos
nocturnos.
El invierno trae aguardiente para el maquinista
y el fogonero.
Una estrella perdida tambalea como baliza.
Cantos de soldados ebrios
que vuelven tarde a sus cuarteles.
En la casa ha empezado la fiesta.
Pero el niño sabe que la fiesta está en otra parte,
y mira por la ventana buscando
a los desconocidos
que pasará toda la vida tratando de encontrar.
Publicado en MUERTES Y MARAVILLAS (1971).
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