martes, 28 de septiembre de 2010

"Conversaciones con Jorge Teillier", de Carlos Olivárez

Extracto





Carlos Olivárez: Yo encuentro que tú tienes simpatías por un tipo de personas con oficios o costumbres medio outsiders, que son boxeadores, futbolistas, hípicos, cantantes de tangos. No son personas de grandes éxitos. Recuerdo que en una oportunidad diste una charla sobre el tango y el estrado estaba en un ring.
Jorge Teillier: El presidente era Ramón Tapia, que fue tercera medalla olímpica en Melbourne, peso medio pesado.

Estabas rodeado de una serie de boxeadores tristes.
Además, era un club de admiradores del tango. Sabían muchísimo. Sabían quien cantó “Percanta que me amuraste”. Yo pregunté: ¿alguien sabe cómo se llamaba originalmente ese tango? Levantaron la mano todos. Se llamaba “Lita” y después se cambió a “Mi noche triste”.

¿Has pensado por qué en este mundo de los tangueros, de los boxeadores y futbolistas se da este tipo de erudición?
Construyeron un mundo propio, no diré marginal, porque marginal tiene un tono peyorativo; pero se trata de un mundo personal, completamente autónomo, con sus jerarquías y noblezas.

Ahora eso no es posible. El margen es donde está la luz.
Tienes razón. Para llegar a ser agregado cultural, primero hay que lavar las calles de las putas. Estar al margen, cierto margen. Para llegar al éxito, primero hay que ser marginal. Lo que hablo es de otra cosa. El tipo marginal por voluntad es alguien que consagró la vida a lo que realmente amó. Un tipo [que] amó la hípica, como quien conocemos de la Unión Chica: Augusto Morales. Fuera de haber estudiado leyes, compañero de Miguel Arreche y Alberto Rubio, se dedicó después a la hípica y al tango, pero no es un hombre marginal: es un hombre realizado.

Los norteamericanos tienen una palabra para esto: el outsider, el que se puso fuera de la maquina de la producción.
Pero si soy un outsider y estoy fuera de la máquina entonces no ingreso nunca. No entro a un partido político, no entro a un gobierno, no me interesa lo contingente. A lo mejor es eso lo que me interesa. Si me interesa la poesía antes que nada, soy un outsider.

O el anarca, el que no reconoce la autoridad.
El anarca es distinto. No es un revolucionario. El revolucionario es un hombre que quiere cambiar la sociedad. El anarca quiere ser él y que todos hagan lo que quieran. Eso es lo que dice Jünger.

Yo podría comprender la erudición de un hípico. De su sabiduría depende el dinero que tiene en juego.
Además, está su respeto de los iguales: ¿cómo va a saber menos? Tiene que saber quién fue el padre o el abuelo de tal yegua, y tiene que saberlo con exactitud.

Pero la erudición de los tangueros...
Conozco gente aficionada al tango que se han dado de combos porque uno decía que “Marionetas” de Tallin la había cantado mejor Florean Ortiz que Gardel. Se armó una batahola.

Bueno, son cosas inaceptables. ¿Quién podría aceptar tamaña falta de respeto?
Son principios de vida, también los futbolistas. ¿Qué pueden decir si alguien les pregunta un dato? Van a dudar. No es posible, ellos deben saberlo todo.

Y tú ¿sabes, por decirte algo, la alineación del Colo Colo del 1941?
¿La alineación del Colo Colo del 1941? (Esto está transcrito textualmente, sin ninguna aclaración posterior). Bueno, creo que sí. Veamos: Diano, argentino, al arco; Salfate y Camus en la zaga; Hormazábal, Pastén y Medina; Zorrel, Zocarrá, peruano, Domínguez, Norton y Rata Rojas. Están los once. Fueron campeones invictos.

¿Esta erudición es inútil?
¿Por qué va a ser inútil? Es una manera de sobrevivir. Todo el mundo necesita un estímulo. Del mismo modo que conozco a gente que compra todo lo que se publica en poesía.

El paco Rivano me dijo que él era quien había publicado por primera vez a Rolando Cárdenas en unas hojas que él editaba.
No. Publicó a Rolando, y a mí también, pero no fue lo primero.

Este tipo de personajes del que estamos hablando, ¿será una especie en extinción?
¿Cómo va a estar en extinción el fútbol y la hípica? Es gente que ha realizado el sueño chileno cuando llegan a saber los detalles de su profesión. Los boxeadores tienen mucho que ver con los escritores, poseen rasgos comunes: tienen éxito si tienen un buen manager; tienen publicidad, popularidad.

¿Éxito con las mujeres?
Todo poder tiene éxito con las mujeres. Al poder llegan las mariposas nocturnas. Después todos quedan abandonados con sus viejos recortes color sepia. La del boxeador –como la del escritor- es una carrera solitaria. Si no es solitaria dejas de ser escritor y empiezas a ser empresa.

Brodsky afirma en el discurso de aceptación del Premio Nobel que los poemas de Valery sólo podían ser escritos por él. El mejor escritor para los poemas de Valery era Valery. Nadie podía ayudarle.
Valery consultaba a Mallarmé.

No importa. Él sabrá si le hace caso o no, igual que el boxeador cuando está peleando es él contra otro que está en las mismas.
Tiene que enfrentarse a un público que es él mismo. Son actividades solitarias y al final, si no se han cuidado, se termina solo y abandonado. Cuando hemos hecho un recuerdo de tantos poetas podemos hacer un recuento de tantos boxeadores. Hay un nacimiento parecido. Un hombre nace para pelear y el otro para escribir. No quiero hace ninguna glorificación del boxeo, pero en este tipo de personas hay algo que me interesa; no puedo explicarlo claramente por qué.














1993














sábado, 11 de septiembre de 2010

"La Unidad Popular y el fin de un mito", de Jorge Teillier





Empiezo a escribir pensando en el Otoño, grávido de semillas y futuro. Y me gusta escribir Otoño y Esperanza con mayúsculas, porque este tiempo es para reflexionar en la Primavera que viene, cuando confío en saludar el triunfo de Salvador Allende con brazadas de aromos, así como en 1838 se saludó el triunfo de Pedro Aguirre Cerda. “El artista es, inevitablemente, un sujeto político. Su nulidad, su carencia de sensibilidad poética probaría chatura espiritual, mediocridad humana, inferioridad estética”, escribía César Vallejo en 1927. Aun cuando el espectáculo de una elección presidencial tome aspectos neurotizantes y a veces circenses, que no pueden menos que disgustar, considerada en su profundidad es un compromiso ineludible para el escritor que no deja de ser un ciudadano, y que comparte el destino de su pueblo. Recuerdo que en 1952 yo fui allendista, y los allendistas en el Liceo de Victoria nos contábamos con los dedos de la mano. En mi pueblo natal obtuvo 45 votos Allende en 1952, en 1964 fueron 1500, pese a todas las dificultades de la campaña en la zona de Cautín, una de las más dominadas por el latifundio. Del Frente del Pueblo a la Unidad Popular hay una línea inquebrantable, ascendente, una corriente impetuosa que lleva a nuevos destinos. “The people go on”, como dice Carl Sandburg. Hace unos meses recuerdo que con amigos poetas saludamos con emoción el hecho de que Pablo Neruda fuera proclamado candidato a la Presidencia por el Partido Comunista, que reconocía al vate como el exponente máximo de sus filas, cristalizador de la inteligencia y la sensibilidad del pueblo. Neruda y luego Salvador Allende son candidatos humanistas, contrapuestos al frío ingeniero que representa la Derecha.



DE “EL PALETA” A “DON JORGE”


Por lo demás, Jorge Alessandri es un político neutro, que no tiene otra imagen que la proporcionada por su fuerte propaganda. En 1958 se le dio un carácter populachero y se le llamaba “El Paleta”, su eslogan era “Se la puede”. Ahora ya no se puede recurrir a esa simpleza y entonces es “Don Jorge”, el hombre austero, el hombre de los “pensamientos” que no son nada más que perogrulladas. Se pretende mostrarlo como un ente arquetípico, “El Padre” o más bien dicho “El Patrón”. Para quienes forjan esta imagen, el pueblo es sólo objeto de menosprecio, una masa que no puede pensar ni bastarse a sí misma, evidentemente menor de entendimiento y de edad. La imagen de la demagogia de derecha en todo el mundo, la de un Oliveira Salazar, el sanguinario dictador “tecnócrata” e “independiente de los partidos políticos”. Justamente al revés de un candidato popular, que es el aglutinante de la lucha que cada trabajador debe dar para mejorar su situación y la del país. La Derecha pide sumisión; la Izquierda, conciencia. La Derecha comete un profundo error psicológico: el arisco solterón de la calle Phillips no puede dar de modo alguno la imagen del “Padre”, y es, además, en esencia “antichileno”. El hombre de la galleta y el agua mineral si ser apolíneo tampoco es dionisíaco: se moriría de indigestión con sólo leer la Epopeya de las comidas y bebidas de Chile de Pablo de Rokha. Es antidionisíaco y antiheroico, no se le puede comparar en absoluto con un Balmaceda, capaz de dar la vida por su causa. Se equivocan además quienes creen en el mito del “alessandrismo”. Arturo Alessandri encarnó los anhelos de la clase media y el pueblo en 1920, pero fue arrojado al desván de la historia cuando se transformó en un “parvenu”. Su sucesor Gustavo Ross (de mucha similitud con Jorge Alessandri) fue derrocado el 38, y Fernando Alessandri en 1946. Los pueblos no se alimentan de mitos y de palabras: Winston Churchill fue derrotado por los laboristas ingleses en 1945 y el mismo De Gaulle tuvo que retirarse a su pacífica aldea. No hay hombres providenciales ni enviados. En este momento la Unidad Popular a través de su candidato cristaliza la evolución histórica del pueblo chileno, que podemos hacer arrancar de 1812 cuando José Miguel Carrera da forma violenta al ideario de la Independencia política en contra de la oligarquía representada por los “Larraínes” (como lo reconoce el propio historiador reaccionario Jaime Eyzaguirre).



COHERENCIA HISTÓRICA

Una línea que va de Carrera a Portales, enemigo del librecambismo –pieza fundamental de la economía liberal y cosmopolita-, y primer prócer que denuncia el peligro del imperialismo estadounidense, y que continúa en Balmaceda, derrocado por intentar recuperar las riquezas nacionales. La Derecha actual quiere adueñarse de estas figuras a las cuales en su tiempo repudió. Muy bien lo dijo Joaquín Edwards Bello: “El Alessandri de 1920 como el Balmaceda de 1891 no fueron gratos a la clase que le hizo una estatua”. Los mismos ataques recibidos por el revolucionario Alessandri del 20 los recibió Allende el 64 y los sigue recibiendo el 70. “La trama peruano-bolchevique” era el titular de El Diario Ilustrado del 31 de agosto de 1920 (ahora cierto magazine denunció “la unidad moscovita”) y el 9 de mayo en el mismo Ilustrado se declaraba: “Alessandri amenaza con la revolución social, la ruina y el trastorno a la usanza rusa”. En los círculos bancarios circulaba la siguiente consigna: “Si quiere guardar la mitad de su fortuna, gaste la otra mitad contra Arturo Alessandri”. Contra cualquier cambio en las estructuras político-sociales ha habido campañas del miedo y muy bien la palpamos en 1964. La experiencia hará, sin duda, que esta campaña sea derrotada en 1970. Contra esto las fuerzas de la Unidad Popular deben apelar a recursos nuevos y audaces. Quiebra del esquematismo de lenguaje que a veces sufren nuestros políticos (en este sentido nos parece que el discurso de Pablo Neruda al recibir la candidatura presidencial fue ejemplar en el sentido de renovación), y quiebra del molde tradicional de las campañas electorales, como es el caso de la reacción de los trabajadores que desenmascaró y redujo a sus verdaderas proporciones al candidato de la Derecha en la provincia de Concepción, tan audaz y profunda como la próxima primavera y con su misma certeza esperamos el triunfo de la Unidad Popular y la quiebra para siempre de uno de los mitos más nefastos para la historia chilena, junto a la reafirmación de tareas ya iniciadas por los Padres de la Patria.










en Plan (n.48), mayo de 1970