Dale la llave al otoño.
Háblale del río mudo en cuyo fondo
yace la sombra de los puentes de madera
desaparecidos hace muchos años.
No me has contado ninguno de tus secretos.
Pero tu mano es la llave que abre la puerta
del molino en ruinas donde duerme mi vida
entre polvo y más polvo,
y espectros de inviernos,
y los jinetes enlutados del viento
que huyen tras robar campanas
en las pobres aldeas.
Pero mis días serán nubes
para viajar por la primavera de tu cielo.
Saldremos en silencio,
sin despertar al tiempo.
Te diré que podremos ser felices.
* Poema perteneciente a la primera parte de MUERTES Y MARAVILLAS (de un total de ocho), publicado en 1971, sección que fue llamada "I. A los habitantes del País de Nunca Jamás".
1 comentario:
Este poema, es una alegoría bella hacia el alma de su ciudad. Por cierto, es un doble poema quizás.
Más allá de lo romántico que pueda resultar, es sencillamente, la llave.
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