Mi amigo se atreve a tocar la guitarra
que en herencia le dejó su padre.
Los pasos del muerto resuenan
por las galerías desiertas.
Una sombra se sienta
frente a la chimenea apagada.
En la cocina quedaron
tazas rotas, ollas sucias.
Junto al cerco,
bajo una desordenada llovizna,
el silencio recién llegado
se hace amigo de los perros.
Frente a la puerta cerrada
nos estrechamos las manos
y partimos sin mirar atrás.
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