El Waltham del abuelo cae en el lago
y muere su último tictaquear de plata.
Los hongos venenosos esperan la lluvia.
El atardecer vierte yodo
sobre las heridas de los tejados.
Las vendedoras de castañas han juntado dinero
para comprar levadura o un almud de carbón. Yo
preparo el Bachillerato. Pero sólo veo
la araucaria olfateada por el Lobo Estepario.
Sin embargo, en el Club la vida es verdadera:
se discute el precio del trigo,
el abogado recuerda su destreza al billar;
ebrio, el profesor de matemáticas
se declara a la niña del calendario,
un jubilado pregunta por el Diario Oficial.
Llueve sobre los hongos venenosos, sobre castillos
de madera podrida. Pero el tren anuncia silbando
que nos llevará hacia el Norte, hacia el verano.
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