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El sol apenas tuvo tiempo para despedirse
escribiendo largas frases
con la negra y taciturna sombra
de los vagones de carga abandonados.
Y en la profunda tarde sólo se oye
el lamentable susurro
de los cardos resecos.
Santiago-Lautaro, 1963
Antología y notas de Juan Carlos Villavicencio
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