Discípulo del viejo John Silver, voy a bordo del «Winnipeg», ese de 20 cañones de a ocho, junto a un amigo del vino y los otoños, del vuelo de las aves y del viejo Dylan Thomas y de los bravos bucaneros, peleadores en los muelles por ruinas o botellas. Prepara, como tú sabes, las amarras: llegaré pronto por tus playas para hacer con las nuestras ojos anaranjados en el día. En tus manos encomiendo mi alma para soñar con las gaviotas y ponernos en contacto con los fantasmas en el alba. Y esta vez, mi llegada no es el cuento del pirata. Prepárame posada y noticias de las almas. Poemas y mensajes a carbón de todos los sindicatos de la estrella, para guarecerme, como un oso, de la lluvia y de todos los brujos y los marinos en la aldea.
en LA ISLA DEL TESORO, 1982.
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