Amigo de todas las Naciones, vuelvo de un rápido viaje por las peores tabernas del Viejo Continente, donde los náufragos y locos (como nosotros) beben siempre un barril de ron en la mañana. (Discúlpame una pausa, es para beber un Santa Carolina tres estrellas en el incendio de los cielos. Estoy pobre como siempre, pero me he bebido más estrellas que cualquier general chileno. Arrojo esta botella al Mar de los Recuerdos para ver si nos comunicamos con los caracoles en el silencio milagroso de los huertos). Te cuento: nuestro amigo, el Imbunche, el duende devorador de peces y geranios en las cuevas de los mares y en los mares infernales de los hielos, sigue acechando el Asilo de las Ancianas Desamparadas, con malas artes. Algunos vigías, cuidadores de la inocencia, han pedido su expulsión por sus pésimas intenciones. En fin, como dice mi padre, es cosa de los cielos. Estoy leyendo un gran libro que te recomiendo, «Un hombre a quien le está prohibido vivir y morir a la hora de la fiesta». No sé por qué me gusta.
sábado, 29 de diciembre de 2007
"A bordo del 'Bachellor's Delights' en el día de San Jorge", de Jorge Teillier y Juan Cristóbal
Capítulo IX de la serie "La Isla del Tesoro"
Amigo de todas las Naciones, vuelvo de un rápido viaje por las peores tabernas del Viejo Continente, donde los náufragos y locos (como nosotros) beben siempre un barril de ron en la mañana. (Discúlpame una pausa, es para beber un Santa Carolina tres estrellas en el incendio de los cielos. Estoy pobre como siempre, pero me he bebido más estrellas que cualquier general chileno. Arrojo esta botella al Mar de los Recuerdos para ver si nos comunicamos con los caracoles en el silencio milagroso de los huertos). Te cuento: nuestro amigo, el Imbunche, el duende devorador de peces y geranios en las cuevas de los mares y en los mares infernales de los hielos, sigue acechando el Asilo de las Ancianas Desamparadas, con malas artes. Algunos vigías, cuidadores de la inocencia, han pedido su expulsión por sus pésimas intenciones. En fin, como dice mi padre, es cosa de los cielos. Estoy leyendo un gran libro que te recomiendo, «Un hombre a quien le está prohibido vivir y morir a la hora de la fiesta». No sé por qué me gusta.
Amigo de todas las Naciones, vuelvo de un rápido viaje por las peores tabernas del Viejo Continente, donde los náufragos y locos (como nosotros) beben siempre un barril de ron en la mañana. (Discúlpame una pausa, es para beber un Santa Carolina tres estrellas en el incendio de los cielos. Estoy pobre como siempre, pero me he bebido más estrellas que cualquier general chileno. Arrojo esta botella al Mar de los Recuerdos para ver si nos comunicamos con los caracoles en el silencio milagroso de los huertos). Te cuento: nuestro amigo, el Imbunche, el duende devorador de peces y geranios en las cuevas de los mares y en los mares infernales de los hielos, sigue acechando el Asilo de las Ancianas Desamparadas, con malas artes. Algunos vigías, cuidadores de la inocencia, han pedido su expulsión por sus pésimas intenciones. En fin, como dice mi padre, es cosa de los cielos. Estoy leyendo un gran libro que te recomiendo, «Un hombre a quien le está prohibido vivir y morir a la hora de la fiesta». No sé por qué me gusta.
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1982 La Isla del Tesoro,
Poesía en Prosa
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2 comentarios:
¿ No es/era Nueva York 11 ?
Síííííí, sorry... Corregido y aumentado el caso Cárdenas.
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