Aquí yacen los mensajeros del rey,
leones del mar de la Patagonia.
Dios los condujo desde la Cruz del Sur a la Estrella Polar
por el camino del contra sentido.
Ellos no hicieron nada como nadie
porque ellos murieron al revés,
como los hombres del Ponant antaño,
cuando partían a morir al Cabo de Hornos.
Ellos no tenían nada que hacer aquí,
no más que los marinos de allá lejos,
sino encontrarle un sentido a la vida.
Porque no es necesario ser un hombre,
para descubrir al fin, moribundo,
dónde se encuentra la Patagonia.
Traducción de Jorge Teillier
en La invención de Chile, de Armando Roa Vial y Jorge Teillier, 1994.
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