In Memoriam Henry Treece
Y el Poeta me dijo:
“El bosque está lleno de crepitantes pasos.
El bosque está lleno de agonizantes chillidos.
¡Nadie debe entrar esta noche a ese bosque!”
Allí encontré una mujer de ojos de amaranto
y de uñas creciendo como amistosas orugas
Su pelo tenía el color de las hojas insomnes
y una rama la guiaba como sabia serpiente.
Ella me cantó nuevas villanelas
y me mostró el dragón que la protegía en el aire.
Un jabalí defendió con sus dientes mi mente
y supe que una risa oculta se burlaba de mí.
Ella me hizo dejar mi amuleto sobre una lápida
y me mostró cómo matar mis amadas alondras
con una mueca, un silbido, un susurro,
con una hoja transformada en el licor prohibido.
Ella me preguntó mi nombre y el nombre de mi casa.
Yo sólo le mostré el Libro de los Libros.
Ella me dijo que podíamos dejar el bosque
e ir al Baile de los Reyes del Valle de la Luna.
Yo vi sus ojos volviéndose hogueras implacables,
vi sus uñas creciendo como amenazantes culebras
y recordé de golpe los rezos de mis parientes
y me encontré solo en mi tierra natal.
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