Eran inocentes. Pero, ¿para qué les servía?
Todo el mundo quería creer que eran culpables.
Todo el mundo quería creer lo que gritaba en
las calles el populacho pagado por ellos.
PÄR LAGERKVIST
La muerte ha venido a beber sangre
en el bar de los amigos asesinados.
La muerte lanzó con desprecio una moneda al mostrador
y se fue diciendo que no llamaran a las pompas fúnebres
porque los cadáveres los llevarían
el capellán de su nuevo patrón y sus monaguillos.
La muerte ha bebido
sangre
y ebria camina
hacia un bar que nadie conoce
sino los amigos que sobreviven
y esperan reunirse con Ella
y vengar a los amigos muertos.
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