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lunes, 18 de agosto de 2008

"El bosque mágico", de Jorge Teillier




In Memoriam Henry Treece


Y el Poeta me dijo:
            “El bosque está lleno de crepitantes pasos.
            El bosque está lleno de agonizantes chillidos.
            ¡Nadie debe entrar esta noche a ese bosque!”

Allí encontré una mujer de ojos de amaranto
y de uñas creciendo como amistosas orugas
Su pelo tenía el color de las hojas insomnes
y una rama la guiaba como sabia serpiente.

Ella me cantó nuevas villanelas
y me mostró el dragón que la protegía en el aire.
Un jabalí defendió con sus dientes mi mente
y supe que una risa oculta se burlaba de mí.

Ella me hizo dejar mi amuleto sobre una lápida
y me mostró cómo matar mis amadas alondras
con una mueca, un silbido, un susurro,
con una hoja transformada en el licor prohibido.

Ella me preguntó mi nombre y el nombre de mi casa.
Yo sólo le mostré el Libro de los Libros.
Ella me dijo que podíamos dejar el bosque
e ir al Baile de los Reyes del Valle de la Luna.

Yo vi sus ojos volviéndose hogueras implacables,
vi sus uñas creciendo como amenazantes culebras
y recordé de golpe los rezos de mis parientes
y me encontré solo en mi tierra natal.























jueves, 17 de julio de 2008

A Georg Trakl (1887-1914)





“Entre avellanos juegan niños a la gallina ciega
como enamorados que se abrazan en sueños.
Zumban las moscas junto a una carroña
o, tal vez, llora, antes de nacer un niño”.

Ya no se juega sino en la Escuela de la Cimarra
que aplastará el Talón de Hierro.
Los niños del Futuro prefieren yacer bajo tierra
y hablan por ellos sólo moribundos avellanos.

Hay enamorados que se abrazan en sueños.
Lloraron por ellos Johny Ray y una nubecita blanca.
Lloran por ellos los que ya no se abrazan.
Zumban las moscas alrededor de una carroña.

Es tarde. Sonrío, Georg, ante nubes como las que veías pasar
junto a las drogas, la Guerra y tu suicidio.
Sonrío indiferente, antes de escribir un poema esfumado
aunque en algún regazo esté llorando un niño.














viernes, 4 de julio de 2008

"Black out in one whistle stop", de Jorge Teillier





a Enrique Volpe

Despierto en un pueblo
Donde no sé cómo he llegado
Pasa un carro de mano
Los palanqueros transportan a una vieja dama
Que mece un niño imaginario
Y luce el sombrero de su boda.

Ahora recuerdo
Aquí estaba el molino de mi tío René y Madame La Plaquetle
Aquí me llevaban a la Novena de San Sebastián
Y seguía la Procesión del 20 de Enero
Donde los rústicos ebrios gritaban: “Viva Dios y muera el Diablo”.

Un queltehue grita en el patio de las casas de mis primas.
Nadie me reconoce. Nadie sino el vigilante queltehue.
No recuerdan que los domingos leían versos de López Merino
            y Romeo Murga.
Hay un automóvil abandonado en la calle barrosa.
Vuelvo a la estación.
En la pizarra han borrado todos los itinerarios.




















martes, 24 de junio de 2008

"Cuando yo no era poeta", de Jorge Teillier






Cuando yo no era poeta
por broma dije era poeta
aunque no había escrito un solo verso
pero admiraba el sombrero alón del poeta del pueblo.

Una mañana me encontré en la calle con mi vecina.
Me preguntó si yo era poeta.
Ella tenía catorce años.

La primera vez que hablé con ella
llevaba un ramo de ilusiones.
La segunda vez una anémona en el pelo.
La tercera vez un gladiolo entre los labios.
La cuarta vez no llevaba ninguna flor
          y le pregunté el significado de eso a las flores de la plaza
que no supieron responderme
ni tampoco mi profesora de botánica.

Ella había traducido para mí poemas de Christian Morgenstern.
A mí no se me ocurrió darle nada a cambio.
La vida era para mí muy dura.
No quería desprenderme ni de una hoja de cuaderno.

Sus ojos disparaban balas de amor calibre 44.
Eso me daba insomnio.
Me encerré mucho tiempo en mi pieza.

Cuando salí la encontré en la plaza y no me saludó.
Yo volví a mi casa y escribí mi primer poema.


















martes, 17 de junio de 2008

"Ahora vuelvo a encontrar esa luz olvidada", de Jorge Teillier




I.M. Juan Cunha


Ahora vuelvo a encontrar la luz que permitían los días
          verdaderos
que en su rosario vuelven y vuelven a contar
las nubes que las visitan
para enseñarles sus nombres.

Me gustaría estar en el patio de esa casa
y ver pasar un rosario de nubes que sólo yo sabría descifrar.
Y que mi vecina viniera a sentarse junto a mí
y coloreara en silencio su cuaderno de dibujo.

Yo oía a los mapuches pregonando cochayuyo
Yo oía la garlopa del carpintero vecino
Yo cerraba los ojos para no ver las brumas de los
          muelles del futuro
para no ver tantos rostros que los años me robarían.

Murió el mendigo ciego a quien mi madre le daba pan todos
          los días.
Tú ya no coloreas ni los cuadernos de dibujo de tu hijo.
Ya no tengo vecinos y mi casa natal es mi soledad.
Y los amigos que me acompañaron al Depth South
no saben por qué a veces quiero estar solo
y llegar al Hotel Siegmund donde Mario me dice:
“¿Don Jorge, se va a servir lo mismo que hace quince años?”


























martes, 27 de mayo de 2008

"Antes del desorden", de Jorge Teillier







Yo caminaba por la Avenida Macul. ¿Qué edad tenía?
¿Veintidós, veintitrés años?
Sobre los plátanos orientales
El sol otoñal
Se deshacía como el vitreaux de una iglesia abandonada.

Yo no buscaba ningún recuerdo
Pero vi brillar ante mí los soles de tu ausencia.

Yo me sentaba en la terraza de Los Cisnes frente a una cerveza
Un pobre carrusel de fiesta de pueblo giraba en mi mente
Y me impedía leer el diario de la tarde
            y hacer el pronóstico de las carreras
Un amor que yo aún desconocía se me reveló en una pequeña
            nube rojiza
Aunque sólo me esperaba el silencio de la pensión donde
            debía regresar
Acompañado por una lámpara que yo creía era el faro de todos
            los encuentros
Y un espejo que reflejaba sólo moradas irreales
Y un futuro donde ella me esperaba junto a una muchacha
            nacida junto a dos peces divergentes.






















lunes, 19 de mayo de 2008

"En viaje", de Jorge Teillier





Los rieles corren empapados hacia el Profundo Sur
y tú me dices:
“Ahora puedes dejar de actuar
y dime de verdad quién eres”.
Niña:
          esa pregunta te la hubiese contestado hace
          muchos años
          y mi respuesta
          no hubiese significado nada.
Ahora
          te contesto escribiendo en la empañada
                    ventanilla del tren:
“Viajas con Personne. Duerme y dile a los amigos
                    que me despierten en la “Llanura
                    del Diablo”.

No se debe preguntar quién eres, fuiste o serás.
Las mejores preguntas no tienen respuesta.









en EL MOLINO Y LA HIGUERA, 1993.









lunes, 5 de mayo de 2008

"Me has pedido que escribiera sobre los membrillos", de Jorge Teillier

Fragmento



II

“Me esmeraré en labrar la felicidad de los demás”
escribió Sor Teresa de los Andes,
muerta antes de los veinte años como Manzana de Anís,
y Joselyn Robles.
Sor Teresa
por quien haces revivir y quebrarse la greda
(y no es así cómo nos pasa a nosotros?).
Tú, quizás sin saberlo, haces la felicidad de los demás
sin pretender siquiera la tierra en el cielo
sólo con bautizar con nombres cristianos a los
fieros o tiernos gatos
a los perros que prefieren ser vagabundos.
Sólo basta amar las lechuzas
y reconocer el trabajo del que sabe todos los oficios
y el del guardián nocturno encendiendo hogueras y
teniendo nueve hijos
y el del perezoso hortelano que trae
el ciboulet y el estragón
para que hablen en la cocina diaguita con el sabor de
la “Douce France”
y el amor a la luna llena
que parece enrojecida por los incendios,
que temes como a nuestros fraternales
terremotos y maremotos.
Y no olvido tu amor a beber una copa de vino al anochecer
mientras se oye el cascabel del canal y el gruñido de las
brasas de la chimenea
y con la dulce somnolencia del niño que se declaró
enfermo para no ir a clases
esperas el Twinings, las tostadas y las frutas y la
crema compartida con la gata
preferida del momento.

Pero no olvides rezarle a tu Ángel de la Guarda de quien
sueles abusar, que te guarde para siempre
y para eso debes saber lo que significa “Amén”.
Sé fuerte.





1990






 

jueves, 24 de abril de 2008

"Nostalgias del Far West", de Jorge Teillier





a Mary Crow

No soy un General activo ni en retiro
y sólo he sentido silbar balas en mis oídos
en las matinés de los miércoles y domingos
en el Teatro Real del Pueblo.

Allí aprendí que la justicia se hacía al margen de la Ley,
que estaba a cargo de Tom Mix, o Shane el Desconocido.
Al final los pillos, los malos y los delatores
serían castigados
y el jovencito se casaría con la niña.

Añoro los grandes espacios—trigales de las llanuras,
en estos valles estrechos y áridos
“donde el silencio se amortaja como si estuviera muerto”
y me llama la sirena de un bar de Tucson o Fort Collins.

No me gusta Búfalo Bill, torpe cazador de bisontes,
que vendió a Calamity Jane como artista de circo.
Estoy al lado de Sitting Bull y Crazy Horse
que decía que todos los blancos estaban locos
tan locos como Custer que murió con las botas puestas
junto a su Regimiento de asesinos de niños y mujeres
no sin antes pedirle un día de tregua a los Sioux para escapar.

Nostalgias del Far West. Nostalgia de Globe—Trotters
            y de los pioneros.
Saludo a los Hermanos Clayton y Doc Holiday
el mejor pistolero y dentista del O.K. Corral.
Estoy donde Don Rocha frente a un vaso de whisky.
Sí, nostalgias del Far West, nostalgia de rebaños
y trigales infinitos, de lunas azules y de un tiempo sin tiempo.

















jueves, 10 de abril de 2008

"No sé tocar ni una sola nota", de Jorge Teillier




The Owl looked up to the stars above
And song to small guitar

Edward Lear

No sé tocar ni una sola nota
En la más pequeña guitarra
“Pero el día en que tú naciste
No nacieron todas las flores”
Eres “una flor irrepetible”
Como escribía el “guitarrero borrachín
de Riazan”
Que hubiese amado el Hotel Continental de Temuco
Donde el Malo suele hundir sus pezuñas
Pero no me impidió escribirte
Canciones breves y sin sentido como ésta,
Piropos de colegial de Humanidades.




























domingo, 23 de marzo de 2008

"Hoy soy un miembro del Club de los Corazones Solitarios", de Jorge Teillier




Hoy soy un miembro del Club de los Corazones Solitarios.
En la clínica espero, aburrido, el desayuno,
Mientras mi compañero de mesa mira el muro recién blanqueado
y comenta, riendo, una película de gangsters.

Nunca te envié ni siquiera una postal, y no sé por qué
            me acuerdo de ti.
Debes estarle dando desayuno a tus hijos
¿Cuántos son? ¿Se parece alguno a mí?
Debes haberte casado con un profesor primario o un jefe
            de Correos.

Vas a la huerta y hablas con tu madre
sobre tu padre y sus amigos muertos
que hoy deben estar en el cielo jugando brisca rematada,
tras dejar como herencia casas a medio morir saltando.

Yo, antes de ir al Liceo, te hablaría bien del peor alumno del curso
y del partido de fútbol que ayer ganó el “Águilas del Barrio Norte”
Yo no sabía que iba a viajar bajo tantos cielos agonizantes,
y que en ningún país hallaría a alguien que compartiera el silencio.

Yo no sabía que iba a cumplir cincuenta años sin nadie
y por eso te veo mientras espero el desayuno.
Sonreías en el puente cuando te decía que no moriríamos
            en Nápoles
y que en el Sena te obligaría a subir a un bateau—mouche.

Tú vuelves a hacer hablar a la cocina a leña
y tus días pasan como si no pasaran:
Son el tropel de bueyes que tu hermano lleva a la Feria
y yo sigo escribiendo versos tontos que debería echar al fuego.
Hoy soy un miembro del Club de los Corazones Solitarios.













martes, 4 de marzo de 2008

"La ventana ilumina el bosque", de Jorge Teillier




La ventana ilumina el bosque
Tus cabellos rubios son ahora un claro de luna
Que acoge a los gatos que dejan de ser vagabundos para
            reconocerte
La ventana se cierra
Tus cabellos iluminan el bosque
Te quiero.





Publicado en EL MOLINO Y LA HIGUERA, el año 1993.





miércoles, 20 de febrero de 2008

"Murió Cárdenas", de Jorge Teillier




El poeta Lorenzo Peirano llega desde Coinco
a la calle Esperanza, luego, respirando
callejones, pasa por Libertad y me envía a La
Ligua un telegrama: “Murió Cárdenas”.
Nos vimos por última vez un 18 de Septiembre
en Inés de Suárez, la ciudad estaba
embanderada en honor de nuestro encuentro.
Ahora sólo puedo esperar que nos encontremos
junto a Samuel Donoso para leer a Saint—John—
Perse y cantar: “Oh que dulce es el misterio de
la vida”. Espérame Rolando. Has dado la señal.”







1990

* Publicado en EL MOLINO Y LA HIGUERA, 1993.

* La calle Esperanza está ubicada cerca del barrio Brasil, en Quinta Normal, Santiago de Chile.

* El parque Inés de Suárez (En conmemoración a la amada española del conquistador Pedro de Valdivia) está ubicado en la comuna de Providencia, bordeado por las calles Antonio Varas y Bilbao, en Santiago de Chile.

* Samuel Donoso González, "Chamelo", fue amigo de Teillier. Nació en Lautaro en 1933 y fue también integrante de la “Cofradía de las República de Lautaro y Guacolda”, publicando los poemas "Elegía al regreso", "Elegía a la despedida", "Cuando el día" y "Exordio a la manera de León Felipe".

* Saint-John Perse (realmente llamado Alexis Saint-Legér Léger) nació el 31 de mayo de 1887 y murió el 20 de septiembre de 1975. Fue un poeta de origen francés que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1960.

© Notas de Juan Carlos Villavicencio



jueves, 17 de enero de 2008

"Estamos solos", de Jorge Teillier

(Vieja canción irlandesa)




Una mujer ve la suerte a un hombre que no le ha
            pedido nada.
Él no quiere verla ni oírla.
Pero ella le dice:

            “No habrá sino lluvia entrando en ventanales
                        sin vidrios.
            El techo de tu casa se derrumbará.
            Y nunca oirás risas despertándote de la
            siesta del verano en el pequeño puerto
            donde las mujeres tienden ropa en las calles,
            y no verás en la noche florecer los
            meteoros”.

Ella grita para que no siga acumulando sueños
            en la copa de la ebriedad
pero ahora él duerme
y sueña estar a orillas del río del País de la Libertad
donde llegarán los suyos cantando “Sinne Finne”
el himno de los que no les importó perder la casa,
            ni el mar, ni la esperanza.














lunes, 31 de diciembre de 2007

"Tú que de la nada sabes más que los muertos”, de Jorge Teillier




“Tú que de la nada sabes más que los muertos”
Tú que temblabas sobre el papel en blanco
Acuérdate de mí que ya no llevo archivos.

Acuérdate de mí que ya no llevo archivos
Ni me conmueven estas líneas que escribo
Ni el vuelo de las golondrinas cada vez más oscuro
Y que no cambiaría por un oro invencible.

Tú que tiemblas sobre el papel en blanco
Acuérdate de mí que escribo cuando me da la gana
Y que no he renegado de una sola palabra
Y no espero oír el canto de los Tripulantes.

He encontrado la nada en unos brazos desnudos
He encontrado la nada en el llanto de un recién nacido
He encontrado la nada en flippers y museos
“Tú que de la nada sabes más que los muertos”.











lunes, 17 de diciembre de 2007

"Supersticiones", de Jorge Teillier




Si dos personas
se miran al mismo tiempo en un espejo
la amistad o el amor se romperán.

Tampoco regales nunca un dedal
aunque sea un dedal de oro.

No es bueno cambiar de sitio en una mesa
ni menos mecer una cuna vacía
porque morirán todos los niños que duerman en ella,
o tal vez nadie querrá tener un hijo en esa casa.






En EL MOLINO Y LA HIGUERA, 1993.




lunes, 3 de diciembre de 2007

"Un hombre solo en una casa sola", de Jorge Teillier





Un hombre solo en una casa sola
No tiene deseos de encender el fuego
No tiene deseos de dormir o estar despierto
Un hombre solo en una casa enferma.

No tiene deseos de encender el fuego
Y no quiere oír más la palabra Futuro
El vaso de vino se ha marchitado como un magnolio
Y a él no le importa estar dormido o despierto.

La escarcha ha empañado las ventanas
Pero a él sólo le importa mirar la apagada chimenea
Sólo le gustaría tener una copa que le contara
          una vieja historia
A ese hombre solo en una casa sola.

Una historia como las que oía en su casa natal
Historias que no recuerda como no recuerda
          que aún está vivo
Ve sólo una copa vacía y una magnolia marchita
Un hombre solo en una casa enferma.





Publicado en EL MOLINO Y LA HIGUERA, 1993.




lunes, 19 de noviembre de 2007

"Hotel Nube", de Jorge Teillier







He visto a un hombre que pensaba
ser perseguido
por la policía de todo el mundo.
Cambiaba de aviones, de buses y de trenes
y desconfiaba hasta de su soñolienta sombra.

He visto a un hombre buscando algo
que creía haber perdido en alguna parte
y no se acordaba dónde.

He visto a un hombre
siguiendo sin saber por qué un cortejo fúnebre. Bajo
el sudario ceremonial de la lluvia
escuchó un himno que lo llevó al Hotel Nube
donde creía llegar sin dejar huellas
y tras hacer la señal de asilo de los desamparados
confió en las puertas que se abrían piadosas.

En la sala de espera
había tipos que contaban nuestros pasos
esperando nuestra llegada
sin ocultar siquiera entre sus mangas sus cuchillos asesinos
bendecidos por un Poder sin Gloria.







 



domingo, 4 de noviembre de 2007

"En cualquier lugar fuera del mundo", de Jorge Teillier




a Germán Arestizábal



Salgo de la casa a orillas del río
El cartero me ha traído periódicos de 1935
Saludo a los pescadores a lienza
Llego al Restaurant al aire libre del pueblo
Todos los clientes
Están siempre vestidos de Domingo
Todos se conocen pero nadie saluda a nadie
La iglesia está cerrada a piedra y lodo
Ha vuelto el Astrólogo que escribe en los muros:
“Un sueño sin estrellas es un sueño olvidado”
A lo lejos hay soldados que encienden hogueras
Que empañan la tarde
Ellos pronto empezarán a luchar
Ellos nunca entrarán a este pueblo
Donde nadie ha sido marcado
Llega una procesión de niñas vestidas de Primera Comunión
Que dejan sus muñecas en las sillas vacías
Más tarde aparecen prostitutas de ojos almendrados
Que traen brazadas de flores silvestres
Todos se van
Los basureros recogen las muñecas y las flores
Y en sus carretillas las llevan a los sitios vacíos
Nuestras casas se abren
Entramos solitarios a ellas
Llueve por primera vez sobre la tumba del hermano muerto
Mañana será el mismo día que mañana.