Los rieles corren empapados hacia el Profundo Sur
y tú me dices:
“Ahora puedes dejar de actuar
y dime de verdad quién eres”.
Niña:
esa pregunta te la hubiese contestado hace
muchos años
y mi respuesta
no hubiese significado nada.
Ahora
te contesto escribiendo en la empañada
ventanilla del tren:
“Viajas con Personne. Duerme y dile a los amigos
que me despierten en la “Llanura
del Diablo”.
No se debe preguntar quién eres, fuiste o serás.
Las mejores preguntas no tienen respuesta.
en EL MOLINO Y LA HIGUERA, 1993.
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