a Raquel y Alberto
Encendido por una llama de aire puro
Ariel de las calles santiaguinas
De la Gran Avenida a Vitacura a la Estación Mapocho
Fugaz torbellino
Pájaro huyendo de la jaula de los años
O tranquilo ángel
En manos de los barberos de las Fuentes de Soda
O de los bares a punto de cerrar
Donde garzones de chaquetas manchadas
Nos sirven los aperitivos de Nuestra Señora de la Muerte.
Nadie podía saber
Tras oír tu alegre silbido
Que más que nadie escuchabas a Ottis Reading
Llamándote desde el otro mundo
Con su oscuro cantar
Todo no es sino un accidente
Como lo fue para Ottis.
All the jazz
Todo debe continuar
Toda bulla debe continuar
Toda confusión debe continuar
Ciudadano de Orihuela y de Isla de Maipo.
Deben continuar tu aguda sonrisa
y tus versos a la Maratón y tu perro Fulgencio
Como tu vida
Esa danza que barría toda arena de las playas de la rutina
Y tu mejor herencia
Es escuchar decir a muchos
Que al lado de tu muerte no merecen estar vivos
y tampoco nosotros.
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