Irlanda de América, Febrero 3/73
Nora:
Creo que alguna vez en tu casa o en la casa de la Luna (¿pero es que tu casa no puede ser habitada por la Luna?) me hablaste algo sobre Lautaro. Esta tarde te escribo desde Lautaro, desde el patio de la casa de mis padres, veo a un sobrino (de dos años) que trata de descifrar el lenguaje de los caracoles y yo me preocupo de investigar el lenguaje de las volutas de humo dejadas por el paso de la locomotora de un tren de carga por la mitad del pueblo.
Aquí los trenes son muy importantes y todas las tardes acompaño a unas muchachas amigas a ver la llegada del Rápido Puerto Montt-Santiago, como un personaje de Francis Jammes.
Tambièn las ayudo a sacar los puzzles, porque sus conocimientos histórico-geográficos son más bien precarios. Ya ves que no corro peligro de contraer meningitis.
Estoy tratando de leer Oscuro como la tumba donde yace mi amigo, pero en este ambiente bucólico (o "lugar horrible donde las vacas se pasean crudas" -como se prefiera- ) el libro me resulta ajeno, escrito por alguien separado-de-sí-mismo, como aquí uno está integrado no sólo fisicamente sino anímicamente a un paisaje y a un estado del alma que me hacen ser yo mismo, ese yo que se pierde -helás!- en la Capital, como la virtud de una provincianita cualquiera.
Durante el viaje las ruedas del tren me dieron el ritmo de una letra de canción que no es sino eso, un simple "Blue":
Vendrán nuevos rostros
Vendrán nuevos días
Seré olvidado
Tendré recuerdos
Veré salir el sol cuando sale el sol
Veré caer la lluvia cuando llueve
Me pasearé sin asunto
De un lado a otro
Me sentaré a escribir una carta
Que no me importa enviar
O a mirar a los niños
En un parque de juegos
Siempre llegaré al mismo puente
A mirar el mismo río
Iré a ver películas tontas
Abriré los brazos para estrechar el vacío
Tomaré vino si me ofrecen vino
Tomaré agua si me ofrecen agua
Y me engañarè repitiendo:
"Vendrán nuevos rostros
Vendrán nuevos días".
Como ves, los viajes no son siempre propicios al canto. Va atardeciendo como lo anuncian los pájaros y es la hora de salir a caminar hasta llegar a la última casa, para después estar un rato en el Club de Sub-Oficiales en retiro, lugar donde se refugian los sobrevivientes que en esta época no se preocupan mayormente de política y siguen pasando por la República a bordo de una nube sin reloj ni palabra de honor. Y en la noche trataré de escribir un cuento, aun cuando tengo pocos deseos de contar nada. Pero hay que trabajar, como dirían mis antepasados. Me gustaría que conversáramos como en el siglo XVIII, escribiéndonos largas cartas. Es bueno en este lugar recibir noticias de los amigos de otro mundo. Las espero en el Correo que está en la plaza, por supuesto.
Te saluda, y saluda a Enrique, Paula y Emiliano Zapata Jr. tu amigo
Jorge Teillier
* Oscuro como la tumba donde yace mi amigo es una novela póstuma escrita por Malcolm Lowry, quien nació en Cheshire el 28 de julio de 1909 y murió el 26 de junio de 1957 en Sussex del Este, ambos lugares en Inglaterra ubicados.
© Nota de Juan Carlos Villavicencio
2 comentarios:
Juan Carlos: saludos nuevamente. Ahora te dejo mi correo.
mondragon22@hotmail.com;
Respecto a Oscuro como la tumba donde yace mi amigo, es una novela de Malcolm Lowry, de su período mexicano (junto a Bajo el volcán): no un libro de historias cortas.
Un abrazo desde el Midwest,
CGO
Gracias por la corrección, brada. ;)
Publicar un comentario