Yo no sé cuál es tu hogar
pero sé que has perdido tu hogar.
Sé que hay una casa
con ventanas clausuradas.
Pero todas las noches
los caminantes entrevén una luz
siempre encendida
en la cabecera del niño moribundo.
“No tiene un hogar
sólo tienes libertad
de errar por todas las tierras
sin encontrar hogar”.
No sabes si tu hogar
es la choza que hizo el pescador de truchas
o el castillo incendiado
donde sobrevive sobre el techo
el gallo de acero inoxidable.
No tienes un hogar
no tienes un domingo después de misa
donde repartir pan a bulliciosos amigos
donde las viejas tías siguen tejiendo a crochet
y los ancianos duermen tras el postre de leche nevada.
No tienes un hogar
sólo montones de papeles que cualquiera puede convertir
en cenizas
sólo ropa que será entregada a las polillas
sólo un lecho que será lanzado al río.
No tienes un hogar
como el anciano chino
que en el año de su suerte vive feliz con un cerdo en casa.
Los tabiques de la noche son demasiado débiles
y no puedes afirmarte en ellos
los ojos no quieren abrirse a la luz del alba
los sargazos te impiden seguir tu paso.
“No tiene un hogar
sólo tienes libertad
de errar por todas las tierras
sin encontrar hogar”.
Publicado en el libro EN EL MUDO CORAZÓN DEL BOSQUE, 1997.
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