jueves, 24 de junio de 2010

"Retrato de mi padre, militante comunista", de Jorge Teillier





En las tardes de invierno
cuando un sol equivocado busca a tientas
los aromos de primaveras perdidas,
va mi padre en su Dodge 30
por los caminos ripiados de la Frontera
hacia aldeas que parecen guijarros o perdices echadas.

O llega a través de barriales
a las reducciones de sus amigos mapuches
cuyas tierras se achican día a día,
para hablarles del tiempo en que la tierra
se multiplicará como los panes y los peces
y será de verdad para todos.

Desde hace treinta años
grita “Viva la Reforma Agraria”
o canta “La Internacional”
con su voz desafinada
en planicies barridas por el puelche,
en sindicatos o locales clandestinos,
rodeado de campesinos y obreros,
maestros primarios y estudiantes,
apenas un puñado de semillas
para que crezcan los árboles de mundos nuevos.

Honrado como una manta de Castilla
lo recuerdo defendiendo al Partido y a la Revolución
sin esperar ninguna recompensa
así como Eddie Polo –su héroe de infancia—
luchaba por Perla White.

Porque su esperanza ha sido hermosa
como ciruelos florecidos para siempre
a orillas de un camino,
pido que llegue a vivir en el tiempo
que siempre ha esperado,
cuando las calles cambien de nombre
y se llamen Luis Emilio Recabarren o Elías Lafferte
(a quien conoció una lluviosa mañana de 1931 en Temuco,
cuando al Partido sólo entraban los héroes).

Que pueda cuidar siempre
los patos y las gallinas,
y vea crecer los manzanos
que ha destinado a sus nietos.

Que siga por muchos años
cantando la Marsellesa el 14 de julio
en homenaje a sus padres que llegaron de Burdeos.

Que sus días lleguen a ser tranquilos
como una laguna cuando no hay viento,
y se pueda reunir siempre con sus amigos
de cuyas bromas se ríe más que nadie,
a jugar tejo, y comer asado al palo
en el silencio interminable de los campos.

En las tardes de invierno
cuando un sol convaleciente
se asoma entre el humo de la ciudad
veo a mi padre que va por los caminos ripiados de la Frontera
a hablar de la Revolución y el paraíso sobre la tierra
en pueblos que parecen guijarros o perdices echadas.

















martes, 15 de junio de 2010

"De John Keats: Cuando siento miedo de morir", de Armando Roa Vial *






Cuando me asalta el miedo a morir
sin que mi pluma haya enarbolado mis insignes sentimientos,
o sin que el grano reunido por mis versos
se reparta entre el montón de mis libros;
cuando me asomo al rostro estrellado de la noche,
a la anchurosa estela de los símbolos sombríos
y me turba malograr la vida, el no abrazar
su silueta con la mágica mano de un porvenir;
y cuando siento, delicada criatura de un instante,
que nunca más volveré a contemplar tu rostro,
que jamás volveré a deleitarme con el brío
auroral de tu amor; entonces me quedo a solas,
sobre la costa del mundo, barruntando
hasta que el amor y la fama se hundan en la nada.









en Estancias en homenaje a Gregorio Samsa, 2001
[Edición definitiva (2001-2008)]**









* Consigna Armando Roa vial, que las seis primeras líneas de este poema, de Keats, fueron escritas a cuatro manos, en 1996, con Jorge Teillier. Cabe señalar que este poema está ubicado en la sección denominada "Imitaciones y versiones de Gregorio Samsa", del libro de Armando Roa Vial arriba citado.

** Esta edición definitiva pertenece a Ejercicios de filiación, de Armando Roa Vial, publicado en abril de 2010. Este libro agrupa su "obra poética completa, publicada e inédita, escrita entre 1998 y el 2008".