Como la vida de Teillier, así pretende ser esta publicación que conjuga casi 300 fotografías de la existencia del poeta y palabras de sus versos y de sus cercanos. Es un "libro vivaracho, de familia, de amigos, de otros poetas, sus contemporáneos, y de poesía en palabras de Jorge Teillier", asegura Armando Uribe en el prólogo.
Hace años el poeta Jorge Teillier, en San Pascual, hojeaba extasiado un libro de fotografias de Dylan Thomas. Si mal no recuerdo, en aquella casa había muchos libros de aquella índole. Hermosos libros que Teillier compartía con su compañera, la escultora Cristina Wenke. Libros que enseñaban perfectos rostros etíopes, o increíbles fotografías de "La Madonna della Scala", de Michelangelo. A Teillier, según me dicta la memoria, no le disgustaba ser fotografiado. En 1992, Dannys McNally publicó una biografia de Jack Kerouac; biografía muy comentada por "la Cofradía" en aquel tiempo. El material gráfico de aquel libro: las figuras de Neal Cassady, Allen Ginsberg, William Burroughs y el mismo Jack Kerouac, dejaron huella. Sabido es que Teillier adivinó en el destino del escritor Beat por excelencia, su propio destino.
Y ahora, al conmemorarse los diez años de la muerte del poeta, han ocurrido muchas cosas. Porque Jorge Teillier es tal vez el poeta chileno más admirado y (verdaderamente) leído de nuestros días. De todo lo que ha ocurrido, quiero referirme a un libro que permanecerá como belleza dentro de la belleza. Ya que este libro es una magnífica obra de fotografía y de recopilación de testimonios.
Reminiscencias de felicidad
La "intención" de Patricia García Villarroel era que "imagen y palabra, como en un mosaico, fueran develando la vida, la personalidad y la atmósfera que rodeaba al poeta y también a una generación, la suya". Testimonios de la familia Teillier, nostálgicas fotografias de gente recién llegada de Europa; imágenes del poeta cuando niño; testimonios también de quienes le conocieron: Poli Délano, Ariel Peralta, Juan Cristóbal, Vicente Parrini, Armando Roa Vial y Francisco Véjar, entre otros, dan vida a este volumen. Pero al decir "testimonios", digo, quiero decir, "fotografias", por sobre todo. En esencia, fotografías perfectamente destinadas en el libro (impreso en papel couché de 130 gr) que, como era el deseo de Patricia García -repito- "formaran un mosaico", un cuerpo que al ser recorrido insinuara sensaciones (gratas sensaciones) de fragmentación, asimetría y complejidad. Y esto ha sido plenamente logrado.
Ahora, la pregunta sería: ¿Se trata de un libro de fotografias de autor o de registro familiar y de amistades? Primordialmente, según mi parecer, sería una mezcla, una "intencionalidad", una agradable confusión. Sin duda, las fotografías de Paz Errázuriz, Beltrán Mena, Álvaro Hoppe, Ilonka Csillag, Gabriel Barra, Julia Toro, Raúl Álvarez Vásquez, Patricia García (quien ha demostrado una generosidad ejemplar), Leonora Vicuña y Beatriz Ortiz de Zárate, son de autor. Destaco, en este sentido, el retrato realizado por Beatriz a los hermanos Teillier (Jorge e Iván). La expresión de sus rostros corresponden a las verdaderas expresiones que sobrevivieron a través de los años. No está de más hablar de la suave luz colada y de la enredadera que se desliza por la pared de la casa familiar de Lautaro, detalles de una mañana soleada de verano, o más bien, reminiscencias de felicidad. Porque éste es "un libro feliz", como escribió en el prólogo el Premio Nacional, Armando Uribe.
Pero es un libro que también nació de la separación, del fin de una dichosa etapa. "Retratos de Jorge Teillier", comienza a gestarse en 1997. Patricia García, quien vivió durante diez años con Sebastián, hijo del poeta, recuerda que a Teillier "lo rodeaba una atmósfera mágica". Entre ellos surgió la amistad y el respeto. Amistad y respeto que, con el paso del tiempo, se extendió a la familia Teillier (cuya participación ha sido imprescindible en el libro). Desde el inicio de este trabajo, que con su opaco blanco y negro nos permite percibir las sombras y matices de las calles de Victoria, y el impresionante puente ferroviario de Traiguén en sus distintas etapas, fotografiado por el legendario Georges Teillier Pannelier, uno puede imaginar cómo se empieza a hilar la aventura, el encanto de aquella Frontera que, posteriormente, plasmaría en magníficos versos su nieto, el poeta Jorge Teillier.
De manera especial (por sus méritos artísticos y su calidad humana, al compartir este libro álbum con sus pares) destaco las imágenes de Patricia García. Menciono, en primer lugar, aquella "clásica" fotografía en la que aparecen los hermanos Teillier junto a Rolando Cárdenas, en noviembre de 1987, esperando, en el aeropuerto, el regreso de Fernando Teillier, el padre ausente por catorce años. Asimismo, destaco la serie "Teillier con gansos", fotografías tomadas en El Molino del Ingenio, en 1989.
Una vara necesaria
Con la colaboración de Andrea Goic en el diseño, y de Miguel Ruiz en la edición de los textos, Patricia García Villaroel "fraguó" este recuerdo inspirado en la "alegría perenne que da el ruiseñor de Keats". "Cuántas veces me he sentido casi enamorado de la muerte aquietadora", escribió el poeta inglés; tal como había sentido Rilke; tal como sintió Jorge Teillier.
Retratos de Jorge Teillier es un libro de imagen y palabra que merece la mayor atención. Hay en él seriedad, respuestas y delicadeza; coloca una vara que era necesaria.
en El Mercurio, 3 de septiembre de 2006.