Selección
1
Nieva
y todos en la ciudad
quisieran cambiar de nombre.
2
Me preguntas en qué pienso.
No pienso en nada:
Sólo veo un puente de cimbra
Sobre el lecho reseco de un río
Que nunca hemos atravesado juntos.
4
Temo no verte más
cuando las pompas de jabón
que hechas a volar por la ventana
se llevan tu rostro.
7
Sentado en el fondo del patio
trato de pensar qué haré en el futuro,
pero sigo el vuelo del moscardón
cuyo oro es el único que podría atrapar,
y pierdo el tiempo saludando al caballo
al que puse nombre un mediodía de infancia
y que ahora asoma
su triste cabeza entre los geranios.
8
Las primeras luciérnagas:
un niño corre a buscarlas
para su amigo enfermo.
9
La jaiba
es una rojiza mancha vieja en la roca.
Avanza lentamente
y sigue viviendo bajo el sol
tanto como el albatros de plumaje reluciente
desdeñosamente inmóvil sobre otra roca.
17
Día tras día
en los charcos verticales
de los espejos de los bares
se va perdiendo tu cara
esa hoja caída de un árbol condenado.
27
Una locomotora de lata
abandonada en la basura.
Una araña teje en ella su red
y sólo atrapa una gota de rocío.
28
En el espejo de mi armario
veo mi imagen borrada
por la del antepasado que jamás conocí.
29
Yo me invito a entrar
a la casa del vino
cuyas puertas siempre abiertas
no sirven para salir.
30
La muerte nos dice que no existe
para que creamos en ella
y la llamemos.
33
Un gato y una mariposa
peligrosamente cerca.
Pero el viento no duerme.
34
Un gato vagabundo
sentado en el cerco
es más grande que el patio y la casa solariega.
36
Un árbol me despierta
y me dice:
“Es mejor despertar,
los sueños no te pertenecen.
Mira, mira los gansos
abriendo sus grandes alas blancas,
mira los nidales de las gallinas
bajo el automóvil abandonado”.
36(b)
Las negras casas quieren atravesar el río,
pero se detienen en las orillas,
y allí son mendigos inválidos y rencorosos
mirando el lento vuelo de los patos silvestres.
37
En la casa de madera
sueño con los pájaros
que anidaron alguna vez en este bosque.
38
Estoy en la Carretera Panamericana.
El auto pasa frente al almacén
donde una vez
hablé contigo hace años.
Pero no recuerdo si era en este pueblo o en otro.
39
Si el mismo camino que sube
es el que baja
lo mejor es mirarlo
inmóvil desde una ventana.
40
Los charcos
abren ojos aterrados
al oír a los patos.
41
Mientras no cesan los golpes de los dados
tres bicicletas relucientes y frías
esperan pacientes y cabizbajas
afirmadas en la pared de la cantina.
42
Fuego bajo las cenizas.
Y en el muro
la sombra de los amigos muertos.
43
Veinte años después
ha resultado
que los mejores alumnos
son los de la escuela de la cimarra.
44
Un vaso de cerveza
una piedra, una nube,
la sonrisa de un ciego
y el milagro increíble
de estar de pie en la tierra.
47
Mi hija me pregunta:
¿Dónde estuve yo
antes que ustedes nacieran?
49
Aún se pueden ver en el barro
las pequeñas huellas del queltehue
muerto esta mañana.
50
La niebla hace a todos personajes
de un libro de cuentos de hadas
leído en la torre que se incendiará.